Me hizo reaccionar el color de la galaxia, de un fino olor a incienso, capaz de levantar a los muertos.
Entonces me vi reflejado en batallas encarnizadas, luchando contra mis demonios... callado, en actividad.
Anhelé sentirme cerca de Él, y súbitamente me tendió su mano.
Entonces cuando me siento vacío, el alma se llena, se extingue la lágrima y puedo ver.
Estoy aquí, compartiendo mis miserias, con alguien que con sólo su mano, creó mi vida.
Puedo sentir mis derrotas, converger con la más dura realidad, pero siempre estará ahí.
También una, dos, tres, varias veces... la felicidad se tiñe de celeste y entonces es del cielo.
No importa qué pase, o quién venga... Él será siempre mi norte.
Sacha Grant.-
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