miércoles, febrero 28, 2007

Mi negra.-




Ya, una vez esperé ese llamado,
Y transpiré cuando te besaba;
Ya quise robarte una mirada,
Y me comió la lengua el silencio.

Y es que ya crecí, no soy niño,
Crecí y dormí sobre mis sueños,
Te eché de menos, tirado en el suelo,
Comprendí, que sin ti, mi vida es un lio.

Ya no tengo miedo,
No me queda ese llanto,
Y es que te quiero tanto,
En la eternidad me pierdo.

Ya crecí, y sigo niño,
De alma en ardor,
De mente serena,
Sigo niño, pero crecí,
Te extraño, mi negra.

Sacha Grant.-

viernes, febrero 23, 2007

Espera.




Quizá esté aquí,
amando tu espera,
en armonía,
y nada, nada,
desespera.

Este día,
aconsejo a mi alma,
a mi mente,
echarte de menos,
y amarte, en silencio.

jueves, febrero 22, 2007

Por todas partes...



Por doquier, las voces de antaño. Aquí y allá, extendiéndome su mano, el destino. Degollándo el sentido...
Y amando, se sufre menos. Esperando el olvido, recordando el silencio. Así, exploto lo vivido.
Es que ya no interesa quedar bien contigo, ya mi objetivo se centra en conformarme conmigo. Y echar de menos la soledad, disfrutar las estrellas que aparecen y los soles que se esconden. Gaviotas que traen tiempos que perecen al alba, gorriones que se llevan dolores quebrantados por el paso de los días.
Por todas partes, bajo las piedras del jardín, sobre la mesa de mi cuarto... a través de mi ventana, aún puedo olerte, pues no se extingue la necesidad de ser amado porque hoy me encuentre solo.
A tí te escribo, amante, que escrutas el horizonte del cual se balancea una luna plateada... amante de sueños que se desvanecen embrujecidos por el idilio de tus ojos... silenciosa princesa de semblante serio, cuya encrucijada fue amar en silencio... en silencio... en silencio.
Y amando, sufro menos... porque siento como el corazón se abre para regalarte mi persona, que hasta hace un tiempo se perdía en la oscuridad de la noche, en tragos de sombrías palabras, en muertos recuerdos.
En todos lados te reflejas, mujer, cuya idea es representada por algo todavía no realizado. Mujer amada en silencio, porque todavía no te he encontrado...
Te abandono, abandono la idea que representas... pues todavía no debemos amarnos.
Abandono tus brazos, que todavía no he tocado, tu boca que aún no he besado, la piel que no he acariciado... tu alma, que no aún no he estrechado en un abrazo del corazón...
Y todo, sólo para que cuando llegue el día, pueda darte lo mejor de mi...
Por ahora, sólo te echo de menos.

lunes, febrero 19, 2007

Eres así...




Y así te pareces,
al sol infinito, a los besos;
y así, te conozco,
en un mito, en un verso.
Y te pareces también,
a un 'te quiero',
y como una hormiga,
de a pie, cargo con mis sueños.
Eres, la palabra,
la mujer, mi descanso,
el remanso,
resguardo de mi alma.
Y eres noche,
una infinidad de roces,
mi vida dedicada,
mi corazón...
Y mi corazón, tu guarida,
de silencios dominantes,
de lluvias alicientes,
de perversos disparates;
y más perverso es decir que te amo,
y más todavía, el hecho de amarte,
cuando no te veo,
y no siento extrañarte...
¿Por qué no lo hago?
¿Por qué no buscarte?

Porque tengo en el alma cansancio,
y no quiero despertarme;

¿Por qué hacerlo?
¿Por qué amarte?

Porque tengo un solo corazón,
y quiero conservarme;
Para una seguridad,
que lo ordinario no puede darme,
para una vida,
llena de dulces... complicidades.
Y eres así, continua,
fina línea que demarca,
la locura, la insensatez,
de la razón elaborada;
Y así serás, mi loca idealizada,
crecerás con el alma enamorada,
de silencios resguardados,
de ruidos precipitados,
de una madura liquidez,
de besos evaporados;
En una noche, en un verano,
donde hoy piensas que no...


pero te extraño.

jueves, febrero 15, 2007

Esa creación...


Si, debo admitir, que me enloquece. Hoy no estoy para sufrir, mas si para sentir los besos de esos labios enroscados en desvelos.

Debo decir que nada me hace volar de esa manera. Son los latidos, la sangre que calienta mis venas... el silencio que me domina, ¿Los ojos que me contemplan? Quizá...

Hoy, quiero sentar cabeza, dar con el clavo a la pared y plantar mi proyecto. Conocer, escribir sobre ti, aprender a desearte, vivirte... por supuesto... amarte.

Debo confesar, que hoy, la noche, está para mi. Y yo quiero compartirla contigo mujer.

Es la ciencia, la lógica, los fenómenos... todo se conjuga para hacerme pensar, que debo encontrarte en este cielo, en esta noche llena de estrellas, entre los pliegues de mis silencios.

lunes, febrero 12, 2007

Tiempos de Guerra




Con septiembre nació tu boca,
Silenciosa, fría,
Convertida en noche,
Perdida; y encontré tu vida,
Arropé un deseo,
Caminando, llorando, amando,
Odiando el “por qué”,
Pateando el cielo;
Sin entender el beso que encontré,
Cuando me mirabas tensa,
Y abrazabas la luz,
Que atravesaba la puerta,
Del corazón, de mi alma en guerra;
Dos caballos negros, largos días corrieron,
Buscando llevar,
Mis amados recuerdos,
A ti, mi suspirar; momentos de fuego,
De arder en el amor,
De mi soledad en tu pellejo,
En tu cuello, a lo lejos;
Que un destello quemó,
Alumbró mi silencio.
Aquel silencio, tu silencio,
Equivalencia de furor,
Y aquel rumor, esa esencia,
Que sin traición, alumbró,
Un futuro sin amor…
Tu, esa línea musical,
Melodía, extrañada, amoral,
Mataste timidez y creaste,
Un amor fantasmal, irónico,
Sentimiento crónico,
Ese grandioso amor armónico,
Que dejaste al marcharte;
Con esos ojos, mi alma manchaste,
Marcaste mi alma,
Que en calma, hoy muere,
Pierde tu silenciosa mirada,
Fantástica, sarcástica,
Mi amada, sobre dos corceles negros,
Atravesando mis infiernos,
Oscuros, sembrando deseos,
Creando rótulos, ficticios,
Perdido, en el limbo,
Círculo cerrado, armisticio,
Corrida de toros,
Salvoconducto a la ciudad de tus ojos.


Sacha Grant.-

martes, febrero 06, 2007

Abedules





Cuando veo abedules oscilar a derecha a izquierda, ante una hilera de árboles más oscuros, me complace pensar que un muchacho los mece. Pero no es un muchacho quien los deja curvados, sino las tempestades. A menudo hemos visto los árboles cargados de hielo, en claros días invernales, después de un aguacero. Cuando sopla la brisa se les oye crujir, se vuelven irisados cuando se resquebraja su esmaltada corteza. Pronto el sol les arranca sus conchas cristalinas, que mezcla con la nieve... Esas pilas de conchas esparcidas diríase que son la rota cúpula interior de los cielos. La carga los doblega hacia los mustios matorrales cercanos, pero nunca se quiebran, aunque jamás podrán enderezarse solos: durante muchos años las ramas de sus troncos curvadas barrerán con sus hojas el suelo, igual que arrodilladas doncellas con los sueltos cabellos hacia atrás y secándose al sol. Mas cuando la Verdad se me interpuso en la forma de un hecho como la tempestad, iba a decir que quizás un muchacho, yendo a buscar las vacas, inclinaba los árboles... Un muchacho que por vivir lejos del pueblo sólo sabe jugar, en invierno o en verano, a juegos que ha inventado para jugar él solo. Ha domado los árboles de su padre uno a uno pasando por encima de ellos tan a menudo que nada les dejó de su tiesura. A todos doblegó; no dejó ni uno solo sin conquistar. Aprendió la manera de no saltar de un árbol sin haber conseguido doblarlo contra el suelo. Conservó el equilibrio hasta llegar arriba, trepando con cuidado, con la misma destreza que uno emplea al llenarla copa hasta el borde, y aun arriba del borde. Entonces, de un envión, disparaba los pies hacia afuera y saltaba del aire hasta la tierra. Yo fui también, antaño, un columpiador de árboles; muy a menudo sueño en que volveré a serlo, cuando me hallo cansado de mis meditaciones, y la vida parece un bosque sin caminos donde, al vagar por él, sentirnos en la cara ardiente el cosquilleo de rotas telarañas, y un ojo lagrimea a causa de una brizna,y quisiera alejarme de la tierra algún tiempo, para luego volver y empezar otra vez. Que jamás el destino, comprendiéndome mal, me otorgue la mitad de lo que anhelo y me niegue el regreso. Nada hay, para el amor, como la tierra; ignoro si existe mejor sitio. Quisiera encaramarme a un abedul, trepar, por las ramas oscuras del blanquecino tronco y subir hacia el cielo, hasta que el abedul, doblándose vencido, me volviese a la tierra. Subir y regresar sería muy hermoso. Pues hay cosas peores en la vida que ser un columpiador de árboles.
ROBERT FROST (1874-1963)

lunes, febrero 05, 2007

Hoy si...


Desperté, bajo las órdenes del día... y mi cabeza sonó... Sonó, y la luz me devoró.

Aún hoy, escucho los sueños romperse, la luna mirarme y los cielos esconderse; aún, esta noche, tengo la sensación de quemarme por dentro, de sucumbir a tus besos...

Y luego me recosté, sobre las montañas. Le sonreí a unos versos que volaban por allí; me uní a la armonía de los ríos... para que me lleven hacía ti.

Y así, con el tiempo aprendí, que no duele estar solo, aunque un abrazo siempre es bienvenido; que tus ojos me devolvieron la ternura, que te habían regalado los cielos; que tu rostro, es la belleza más grande que jamás conocí; y que tu figura, perdiéndose en la bruma, fué más pérdida para mí...

Y no quise llorar, pues no lo sentía. Amé cada segundo de sinceridad en cada día. Y si que eché de menos momentos que quizá algún día viviré... pues la soledad me acompaña, fiel a su estilo... por doquier...

sábado, febrero 03, 2007

Untitled

Hay una noche de noches,
y lunas candentes,
de estrellas voladoras,
y sueños latentes.


Quise arrimar mi boca,
al reflejo de tus labios,
y volaron las brujas,
y renacieron los sabios.

Renaces, en mi,
te apartas del ocaso,
muere la paloma,
en un arrullo olvidado.


Es una noches de noches,
un gran canto ilimitado,
dos seres que se unen,
en un beso apasionado.

viernes, febrero 02, 2007

Días...


Hay días de oscuras frases, de esas que sobrevuelan el silencio, de esas que buscan la conquista del pellejo. También se suceden, adormiladas noches que me contienen, que me abandonan y me vuelven a abrazar.
Días de cordura, de jazmines con olor a rosas, y de pensamientos revestidos de opacados misterios.
También conocí la verdad más mentirosa, de olvidarte... o de creer que lo hacía. De pretender que solo te recordaba y no darme cuenta que te amaba.
Hay días de grises cenizas que se cuelan en medio de la vida y nos cegan. Pequeños lapsos, agigantados muros. Segundos que se asemejan años con el correr de los tiempos. Días, vida, lo que sea... no me dejas caer.
Y hay palabras, que dichas, tocan el corazón y nos transforman para siempre. Hay noches de reflexión en aquella cama, lunas de miel surrealistas, fantásticos abrazos a la nada... increíble espera, de silencios que se harán escuchar.
Hoy, sólo quiero extenderte una mano corazón y contarte que hay alguien en este mundo, que también te está esperando. En algún rincón del planeta, hay alguien que mira el cielo como vos, alguien que le escribe a la luna... alguien que de manera singular, ama a una mujer que todavía no conoce.