viernes, marzo 30, 2012

Dicen por ahí...

Dicen por ahí, que el hombre se acostumbra... También, que a veces a causa de esa costumbre, el hombre es indiferente hacia aquéllas cosas que lo mantienen vivo, que lo completan y lo impulsan a ser feliz. El hombre, animal hoy inconcluso, más tiene y menos necesita de sus relaciones. Incluso, el hombre ha perdido la capacidad de encontrar la belleza, en las cosas más simples, que oh parodia, son las más cercanas. Ha perdido el sentido, la cercanía de su propio corazón, ha postergado su capacidad de amar. Me pregunto, que sería de la vida sin sonrisas, o un cielo sin estrellas, vivir sin amar el calor de la vida, o perderse por caminar sin compañía... Entonces caigo en la cuenta, de que todo lo que necesito está acá conmigo. Que somos hombres y mujeres encontrándonos en el milagro de la vida. Que nada ni nadie puede separar lo divino del amor fraternal y que en ese encuentro ni segundos, años o siglos pueden hacer que nos perdamos en soledad. El amor nace para encontrar su epicentro en cada uno de nosotros, y vivirá por siempre, aquí, allá y en todo lugar... Dicen que el hombre que camina buscando su rumbo, es el que se acerca a la felicidad. También, que eso lo hace valiente, en tanto es capaz de correr riesgos, apostando su vida y sus anhelos. Dicen que hay un hombre y una mujer preparándose para volar alto; y que están buscando el cielo, siguiendo su estrella, para para ser felices. Dicen que parten para encontrar su lugar en el mundo. Eso y otras cosas más cuenta la leyenda, la historia, el amor vivo capaz de crecer. Todo irá muy bien...

viernes, marzo 23, 2012

Inexorable.


Ya quisieras encontrar el amor en tan solo un segundo.

Y deseas, desnudar tus pasiones en un marco de seguridad.

Yaces con alma inmensa, callando voces que hablan...

Los silencios marcan tu rumbo, hacen ruido, se despliegan.

Y sabes eliminar esperanzas, a prueba y error vives...

Ya quisieras perderte en la inmensidad de la noche.

Y perforar los sueños, indomitos, turbulentos, dominantes...

Erguida siempre, tu semblante de hierro, pero te doblegas.

Completa extraña, yerras en el análisis, apresurada belleza.

¿Estás ahí? ¿Lo sientes? Es tu corazón hablando, amando...

He de golpear a sus puertas, gritar salvaje, escucharas.

SG