Tenemos muchas similitudes, de hecho, amamos de formas muy parecidas...
Yo echo de menos,
cada estrella simple,
amo el color de aquello,
porque duele todo esto...
De noche en noche,
se complota el silencio,
hay un susurro que no,
que no deja que muera.
Es el ruido que no se que,
no se que, que demarca,
el límite entre tú y la locura,
la más pura ausencia.
Han pasado años,
bajo el ala del tiempo,
tiempo murió y revivió,
y lo normal, pues cambió.
Soledad en tus ojos,
la enfermedad, compañía,
es toda una profecía,
ya no puedo morir.
El desconfiar del transcurso,
de una palabra, del crecer,
es todo perder, quizá ganar,
sufrir, conocerte, quizá amar.
De noche, a la mañana,
hoy todo se puede,
hoy muere la palabra,
la conexión se pierde.
Ya no tengo que decir,
somos complicados,
el tiempo ha pasado,
he de ser felíz.
Contigo o sin tí,
la diferencia se marca,
y te dejaré, determinarte,
sólo por tí, por tu alma.
Así llegaremos,
a un tiempo, de plenitud,
en que pueda vivir,
en que me dejes partir.
La noche, todo es oscuro,
hay olor a lluvia,
el camino se hace algo,
que desconozco.
Estoy muriendo para crecer,
para creer que todo sigue,
hay conexión con tu perfume,
y tu sonreír me persigue.
Y se realiza lo pensado,
el concierto de verano,
apagado el cielo recibió,
todo mi vivir en un solo acto.
Es la obra de teatro,
el corazón, lo creado,
un escenario, el amor,
dentro de todo lo aclamado.
Por un público que no muere,
por el silencio compartido,
un pacto entre equilibristas,
de los que nunca se han caído.
No quiero que vuelvas,
de tinieblas, indecisa,
el dolor consiguió una nube,
para salir de esta guerra perdida.
El suspiro, último recurso,
de muerte que ilustró,
la vida de cada estrella,
la esperanza en la desazón.
Hay similitud, la hay,
amamos con la misma intensidad,
la diferencia es más grande,
ya no muero por amor.
El sufrimiento puede aparecer,
pero no dejo que me guíe,
corro por túneles de esperanza,
y mi lucha persiste.
Tiempo pasó y no echo de menos,
el color del sentimiento diluyó,
y quiero aprender las artes,
de esperar sin sentir que todo murió.
La vida del firmamento,
el correr de los ríos,
la longitud del desierto,
allí, me encuentro perdido.
Entre el olor de las lluvias,
sobre veredas de cemento,
árboles que han de morir,
para refundar un mundo nuevo.
Sacha Grant.-
cada estrella simple,
amo el color de aquello,
porque duele todo esto...
De noche en noche,
se complota el silencio,
hay un susurro que no,
que no deja que muera.
Es el ruido que no se que,
no se que, que demarca,
el límite entre tú y la locura,
la más pura ausencia.
Han pasado años,
bajo el ala del tiempo,
tiempo murió y revivió,
y lo normal, pues cambió.
Soledad en tus ojos,
la enfermedad, compañía,
es toda una profecía,
ya no puedo morir.
El desconfiar del transcurso,
de una palabra, del crecer,
es todo perder, quizá ganar,
sufrir, conocerte, quizá amar.
De noche, a la mañana,
hoy todo se puede,
hoy muere la palabra,
la conexión se pierde.
Ya no tengo que decir,
somos complicados,
el tiempo ha pasado,
he de ser felíz.
Contigo o sin tí,
la diferencia se marca,
y te dejaré, determinarte,
sólo por tí, por tu alma.
Así llegaremos,
a un tiempo, de plenitud,
en que pueda vivir,
en que me dejes partir.
La noche, todo es oscuro,
hay olor a lluvia,
el camino se hace algo,
que desconozco.
Estoy muriendo para crecer,
para creer que todo sigue,
hay conexión con tu perfume,
y tu sonreír me persigue.
Y se realiza lo pensado,
el concierto de verano,
apagado el cielo recibió,
todo mi vivir en un solo acto.
Es la obra de teatro,
el corazón, lo creado,
un escenario, el amor,
dentro de todo lo aclamado.
Por un público que no muere,
por el silencio compartido,
un pacto entre equilibristas,
de los que nunca se han caído.
No quiero que vuelvas,
de tinieblas, indecisa,
el dolor consiguió una nube,
para salir de esta guerra perdida.
El suspiro, último recurso,
de muerte que ilustró,
la vida de cada estrella,
la esperanza en la desazón.
Hay similitud, la hay,
amamos con la misma intensidad,
la diferencia es más grande,
ya no muero por amor.
El sufrimiento puede aparecer,
pero no dejo que me guíe,
corro por túneles de esperanza,
y mi lucha persiste.
Tiempo pasó y no echo de menos,
el color del sentimiento diluyó,
y quiero aprender las artes,
de esperar sin sentir que todo murió.
La vida del firmamento,
el correr de los ríos,
la longitud del desierto,
allí, me encuentro perdido.
Entre el olor de las lluvias,
sobre veredas de cemento,
árboles que han de morir,
para refundar un mundo nuevo.
Sacha Grant.-
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