sábado, noviembre 10, 2007

Hospital del alma.-

Yo se que si, que eres como el viento,
si mi querido amigo, hoy viajaré hasta tus tierras,
y me volveré sobre mis hombros, y todo será distinto, cambiará
la mirada de los sabios, las tierras cambiarán y sobre todo,
aprenderé a contemplar en silencio los amarraderos;
allí de donde todo parte, de donde paren las despedidas,
es allí mi querida amiga, alli donde pertenecemos;
también sabré encontrar mi lugar, aquella pertenencia,
que hoy no siento, que hoy vacía de cotenido mi existencia.
Yo se con seguridad, o quizá con pocas dudas,
que las estrellas saben guiarme, que el sol me completa,
que una luna de grosos pozuelos me acurruca,
y que camino por las sendas de un futuro que deberá llegar,
tarde o temprano, más al amanecer que al anochecer,
allí amigo, mi querido amigo, me verás renacer;
romper el capullo, estirar mis piernas,
allí, me verás caminar entre relámpagos,
me verás, rodar por los llanos, abrazar las centellas...
Yo, querido amigo, llegaré lejos, lo sé, no necesito que me lo digan,
yo, convertiré mi vida en un hospital del alma,
sabemos que es difícil amanecer con dolor de cabeza,
y que difícil es encontrar la traición en los ojos
de las personas que uno quiere,
que difícil es amar, creo que no he aprendido, y no se como hacerlo,
sólo se mi querido amigo, que tú estarás por siempre a mi lado,
y que cuando caiga o cuando ya no pueda más,
me levantarás, y siempre habrá una salida.
Yo caminaré mi viejo amigo, por senderos blancos, de espesa vegetación,
y me refugiaré en las almas, en la belleza de la muerte,
y esperaré amigo, que me vengas a buscar, pues vendrás,
y sabré encontrar la senda, pues es fácil seguir las estrellas,
mis únicas guías del color, de la bravura del silencio,
del espesor de los astros y la cumbre del miedo...
Allí, navegando, saliendo de los amarraderos, de los azules,
emprenderé la aventura de años perversos y dulces sorpresas,
devolveré a los cielos, las lágrimas de alegría.
Mi querido amigo, de puntas de pie me escapo de mi vida,
quiero viajar, al mundo que me espera, a destinos desconocidos,
viejo amigo de capa blanca, viejo amigo que guardas silencio,
acompañame que no quiero estar solo, acompañame en esta aventura;
hoy partiré del amarradero azul, y pasaré por el verde, y quizá por el colorado,
y recién allí, tomaré mar adentro, nadaré quizá, flotaré,
y también me volveré sobre mis hombros, quizá derrame alguna lágrima,
lo único que sé, es que el sol me completa, que las dudas se presentan,
pero sobre todo, mi viejo amigo, que nunca me dejarás sólo...

Sacha Grant.-

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