viernes, septiembre 07, 2007

Líneas...






La línea te dibuja,
te demarca, te vislumbra,
escribe la poesía,
te acosa, te acostumbra.

Y sabes encontrarte,
expandirte, borrarte,
en líneas, trazos,
y no se extrañarte.

Conviertes las mañanas,
rascas los cielos cariñosa,
y todo lo que dijo la prosa,
escondióse bien guardada.

La línea de los años,
que me hace equivocarme,
que me fuerza a sentirte,
bien grabada en todas partes.

La escritura de los sabios,
en libros antigüos hajados,
se debaten las palabras,
para encontrar un significado.

Para expresarte lo que pienso,
lo que odio y lo que amo,
cada sentimiento perverso,
cada caricia de los años.

Las edades que pasan,
las arrugas de los vientos,
gritos y susurros,
que perduran con los tiempos.

El crecimiento de los niños,
el avance de la juventud,
aquella indeseable madurez,
finalmente la plenitud.

Vejez de árboles amansados,
columpios del recuerdo,
hay líneas que se entrecruzan,
hay un fuego que es eterno.

Yo recuerdo aquellos días,
la resolución de mi pasado,
plazas, campos y bosques,
que han quedado bien guardados.

En mi corazón de niño,
de intolerable crecimiento,
en mi mente vespertina,
de un sabático momento.


Líneas que se escribieron,
surcando la mayor poesía,
echando de menos el pasado,
valorando como debo mi vida.

Se esfuerza la mente,
por representar esos días,
no es que me niegue a seguir,
quiero tenerte de guía.

La línea nos ampara,
bajo un cielo rosado,
de inmensas dimensiones,
de ese paisaje asolado.

Por instantes de soledad,
por caricias que han pasado,
esta es la oportunidad querida,
de sentir que he ganado.

Líneas constructivas,
de edificios abandonados,
tú la viga maestra,
tú el material empleado.

Líneas de la vida,
para los gitanos las manos,
presagios numerosos,
que murieron abandonados.

Sólo mi Dios me conoce,
y es creador de todo lo creado,
escribe mi futuro, ama mi vida,
y también ha escrito mi pasado.

En Él me resguardo,
en Él todo se ha formado,
e Él confío mis lágrimas,
a Él mi risas, sólo a Él mis llantos.

Líneas que escriben,
líneas que han dibujado,
historias de príncipes,
elefantes plateados.

Líneas de sentido común,
de autoritarismo inigualado,
de marcado tinte político,
de romanticismo inacabado.

Líneas de música,
para cantar a la suerte,
líneas de dulzura,
que nacen con la muerte.

Líneas teatrales,
donde se regocija el sentido,
de donde sale el carisma,
y cada segundo vivido.

Líneas de alegría,
líneas de tristeza,
líneas por la vida,
y allí, la certeza.

O la incertidumbre,
lo infatigable del deseo,
y todo lo perverso,
hecho una costumbre.

O acaso el silencio,
de un verso estridente,
ello no puede dormir,
acallado se siente.

O una rana ciega,
o una gaviota dorada,
ellos presienten,
una mañana encorvada.

O un grito ahogado,
por la angustia naciente,
o un grillo violinista,
que ha muerto doliente.

O la noche del día,
la mansedumbre, la calma,
todos ellos marcharon,
a conquistar las almas.

Y se forman en filas,
cada una de las estrellas,
pactan una tregua,
en líneas reflejas.

Una batalla de recuerdos,
me traen a colación,
que ha valido sentarme,
a escribir esta canción.

Y las líneas escritas,
grabadas a fuego,
han quedado firmes,
me han hecho más sereno.

Entre líneas te leo,
y apareces lejana,
más cercana aún,
tu alma acallada.

Y comparto las líneas,
para eso te contemplo,
y marcho a la mirada,
esperas en silencio.

Y compartes tus líneas,
tu historia, tus desvelos,
y marcho a la caricia,
para fundirme con tu cuerpo.

La línea te dibuja,
te demarca, te vislumbra,
escribe la poesía,
te acosa, te acostumbra.



Sacha Grant.-


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