coincidimos en un extraño encuentro;
permíteme decir, te encontré de casualidad,
pues nada buscaba, sólo vivía...
Quiso Dios, el cielo, una mañana,
y tanto quiso el alma, que te descubriera,
que poco a poco se abrieron los cielos,
y como un ángel, bajaste a mi encuentro...
No existe la casualidad ni la suerte,
todo estuvo escrito desde el comienzo,
tuya la gracia, una mirada, la sonrisa,
mio el desvelo, mas tuyos estos versos...
Sacha Grant.
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