Hoy te quiero,
como las sombras a sus huesos,
como la hoja de lenga,
como la flor a su florero.
Y te extraño,
como la cabeza al sombrero,
exiliado en lo lejano,
como a su nido el hornero.
Te amo,
como pocos lo hacen,
y te puedo ver,
sucumbiendo al silencio.
Esperas por una señal,
de los años eternos,
de fantasmas que han pasado,
de besos que han muerto.
Y me tienes aquí,
guardando, desapareciendo,
amando las caricias,
de manos que se van yendo.
Apareces, y te marchas,
bajo la sombra del cielo,
en el gris de los mares,
en lo verde del deseo.
Y como sabes que te quiero,
te tomas tu tiempo,
mas la espera se hace larga,
y mi corazón ya no es terco.
El minuto que revive,
la noche que amanezco,
en las mañanas dormito,
sobre las uñas de tus dedos.
Y muere la desdicha,
para dejar nacer el sueño,
se cumple lo dicho,
y muere lo perverso.
Amas con la belleza,
de las palomas en los cielos,
besas con la dulzura,
de un 'te amo' verdadero.
¿Y qué significa amar?
si no lo muestras sin recelo,
¿O prometer morir por el alma gemela?
si no puedes padecerlo...
¿Qué significa para ti?
echarte tanto de menos,
¿Por qué estás renuente?
a sentir el dolor más pleno...
¿O sentir por ti,
no querrás saberlo?
que muero un poco más,
si no entiendes mi desvelo...
¿A quién cantaré?
si tú eres indiferente,
¿Quién escuchará mi latido?
cuando sucumba la muerte...
A tí te canto,
eterna sonrisa,
a ti te hablo,
alma mía...
Hoy te quiero esperar,
aunque sea por mañana,
y aguardar la vida,
vendrás... extrañada.
De que aún estoy aquí,
de que los silencios perduran,
de que no muere la alondra,
si no sólo de amargura.
Así como la alondra,
preciso de un ardor,
de esa vida plena,
morir, después del amor.
Yo te espero,
tú me esperas,
nada inacabo,
nuestra historia eterna.
Hoy, te quiero en soledad,
callado, en el fondo de mi alma,
hoy, subyace un latido,
bajo la tormenta de la calma.
Hoy, como un relámpago,
haré millones de luciérnagas,
para regalarte el candor,
la luz en las tinieblas.
¿Y que será del canto en la odisea?
¿O de la barca en las misiones?
he de llamar a las sirenas,
para que hagan realidad las visiones.
De que sólo sobrevive la soledad,
de que sólo crece la inocencia,
de que la vanidad alimenta,
la vida, el deseo y la inconciencia.
Hoy quiero aprender,
a cantar a las penas,
perder el miedo a sentir,
que muero por tu ausencia.
Pero hoy capté,
la verdad y su esencia,
viví para morir,
y encontrar la respuesta.
Sacha Grant.-
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